Una competencia emocional
Desde que comenzó este diálogo social sobre la crisis, hemos ido comentando que no es una crisis financiera, es sólo el resultado de una profunda crisis de valores. Se ha cambiado el orden de lo importante, lo relevante por lo superfluo y pasajero. El ranking de valores que ha estado moviendo nuestros deseos, nuestros pensamientos y nuestras conductas: mejor sueldo, mejor casa, mejor coche, más servicios, más actividades.. ha dejado de funcionar. Ya no podemos mirar fuera porque “fuera” ya queda poco de lo antiguo. El nuevo paradigma nos ofrece el reto de pensar de forma diferente.
La fórmula de que el pensamiento genera sentimiento y el sentimiento genera acción, nos lleva, sin dilación, a intervenir en nuestros pensamientos para conseguir nuestras metas.
Nuestros recursos también necesitan una actualización. Ya no sirven los que usábamos antes. Las nuevas necesidades necesitan de nuevas fuentes.
La motivación, como ese impulso y esa conducta determinada que forman parte del proceso que se necesita para lograr una meta o satisfacer una necesidad, ya no viene ni vendrá de “fuera”. Es el momento de dejar de esperar que “algo pase”, es el momento de transformar la motivación en automotivación.
¿Cómo voy a motivarme entonces en este nuevo escenario?
Nos gusta hacer tangible cualquier propuesta y te damos los ingredientes fundamentales para tu automotivación:
Automotivación = fuentes + actitudes
¿Fuentes? ¿Qué fuentes?
- Nosotros mismos
- Nuestro entorno emocional
- Nuestro entorno físico
- Nuestros líderes – modelos – referentes
- El para qué
- El resultado, la meta
Tú eres una fuente de motivación para ti mism@:
- Utiliza afirmaciones motivadoras
- Genera imágenes mentales de logro
- Elige darte auto-feedbacks constructivos
- Define tus metas
- Establece marcos de actuación manejables
Siempre tenemos a alguna persona de nuestro entorno con la que podemos contar. Toma conciencia de qué esperas de él/ella, define lo que estás dispuest@ a dar, valora tu grado de confianza, tu capacidad y tu disponibilidad. Esta fuente de nuestro entorno emocional está siempre abierta a ayudarnos.
Fíjate y observa tu entorno físico: ¿Has colocado en él objetos motivadores? ¿Cuánta luz hay en el lugar donde pasas más tiempo? ¿A qué huele? ¿Qué temperatura hace? Pensar, crear, trabajar, descansar siempre debe producirse en entornos a los que nos gusta volver. ¿Cómo es el tuyo?
Seguimos con más preguntas: ¿A quién admiras? ¿Qué líderes te inspiran? ¿Has observado sus conductas en momentos de crisis? Personalmente, cuando necesito crear, me inspiro en Miguel Ángel. Leí el libro de La «Agonía y el Éxtasis» en el que su autor, Irving Stone, relata con sumo detalle las actitudes y las conductas del genio para conseguir sus creaciones e -inspirándome en él- siempre me pregunto: ¿Qué haría Miguel Ángel si tuviese que trabajar sin descanso para esculpir su nueva pieza? ¡Lo haría! No habría quejas en su diálogo interno; simplemente lo haría. Nuestros líderes, nuestros referentes, son fuentes de motivación interna. ¿Quién o quiénes son los tuyos?
Les digo a los alumnos del curso de Experto en Inteligencia Emocional: Introduce un “para qué” en tu vida. Por ejemplo: ¿Para qué estudiaste la carrera que estudiaste? Obsérvate al responder y observa cómo respondes. No es un «porque…» es un «para qué…» Personalmente estudié coaching e Inteligencia Emocional PARA apoyar a las personas a elevar su nivel de conciencia.
El para qué de nuestros deseos, de nuestros pensamientos, de nuestras conductas:
- Tiene identidad propia
- Pertenece a lo cotidiano
- Trasciende la acción
- Moviliza nuestros recursos
- Hace converger el reto con la capacidad
- Es atemporal
- Calla nuestro diálogo interno
- Se retroalimenta
Por último, la META: ¿Hacia dónde vas? ¿Qué es lo que quieres?
Definir tus objetivos provocará en ti un motor para la acción. Solo ten en cuenta que deben ser medibles, específicos, tangibles y alcanzables. Tu meta será una fuente de motivación interna. ¡Pruébalo!
Quiero acabar este artículo con unas frases de la película «Coach Carter». Espero que te sean útil.
«Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, es que tenemos una fuerza desmesurada. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta, empequeñecerse no ayuda al mundo, no hay nada inteligente en esconderse para que otros no se sientan inseguros a tu alrededor. Todos deberíamos brillar como hacen los niños, no es cosa de unos pocos, sino de todos, y al dejar brillar nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otros para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros”.
En el siguiente artículo contaremos qué actitudes son necesarias para la automotivación en tiempos de crisis.