las emociones, nuestros «testigos» I
El enfado ¿seductor? Es fácil enganchar en un bucle de pensamientos que alimenten su leña provocando más fuego, provocando un último coletazo en forma de ira: la última consecuencia del enfado a la que no deberíamos llegar.
Las emociones, en general, son como los “testigos de un coche”, esas lucecitas que te indican que ya no hay gasolina, que se acabó el aceite… Escucharlas, prestarles atención es una forma de romper con el círculo de acción-reacción que provocan en nosotros. Las emociones nos hablan de cómo nos afecta lo que está sucediendo.
Quedémonos con la idea de que existen 6 emociones que, desde nuestro punto de vista, engloban a todas las demás:
Empecemos por el enfado. Pregúntale ¿para qué estás aquí? y escucha lo que responde:
Estoy aquí para ofrecerte un extra de energía que puedes destinar a aumentar tus recursos y, de esta forma, resolver la situación que te produjo el enojo…
Es posible que estés dando más de lo que deseas; estoy aquí por alguna razón… no me evites
El enfado es la más seductora de las emociones desagradables. Proporciona argumentos convincentes para justificar nuestras descargas sobre otros. El enfado resulta energetizante.
A veces, nos anclamos dando vueltas a los motivos que nos llevaron a enfadarnos. Este proceso solo alimenta las “buenas” razones y justificaciones que nos permiten seguir enfadados. Los pensamientos circulares son una “buena leña” para alimentar el enfado.
Por mucho que el enfado señale el problema, darle rienda suelta NO proporciona la solución. Expresar el enfado lleva a ciclos que se intensifican en una escalada de ataque y contra-ataque, o de ataque y defensa que impide la escucha y la colaboración.
Veamos la secuencia del enfado:
- Secuencia de provocaciones
- Cada provocación provoca una percepción y una descarga
- Sin que se haya procesado la primera descarga de energía, llega la segunda. El enfado se construye sobre el enfado mismo
- La temperatura de nuestro cerebro emocional aumenta
- Es fácil que aparezca la IRA en forma de carga emocional
Uno de los objetivos del enfado es informar a otras personas de tu estado. Se requiere mucha habilidad interpersonal para gestionarlo con eficacia.
Esta habilidad también implica ser capaz de manejar las reacciones que las personas tienen ante tu expresión. Para poder enfadarte tienes que sentirte lo suficientemente fuerte como para permitirte ser débil y sentir el suficiente apoyo de la otra persona.
Te propongo que “tomes conciencia” y después elijas:
- Presta la máxima atención a los pensamientos que se están produciendo antes de la primera descarga
- Cuenta hasta diez
- Si has estallado por primera vez, también cuenta hasta diez para que no haya una segunda
- Pregúntate: ¿Es esto tan serio para dejarme invadir por el enfado? ¿Qué me va a aportar?¿Puedo gestionar la respuesta que tendrá el otro/a?
- Concéntrate en tu respiración por lo menos 15 minutos
- Después, decide
En un próximo artículo hablaremos de la 2ª emoción, la Tristeza, esa que llora dentro de nosotros para avisarnos que hemos perdido algo.
Un abrazo al corazón.